El pasado 22 de marzo fue el Día Mundial del Agua. La
Asamblea General de Naciones Unidas decidió la celebración de este evento en su
reunión del 22 de septiembre de 1992, y se conmemora desde el año 1994. Cada doce
meses, se escoge un lema diferente para incidir en algún aspecto concreto del
agua, su uso y su defensa, y para este 2014 fue "Agua y energía". Según
la ONU, es necesario hacer énfasis en esta relación "abordando en
particular las desigualdades, especialmente para una gran parte de la población
que vive en barrios marginales y zonas rurales empobrecidas sin acceso al agua
potable, al saneamiento adecuado, alimentos suficientes y los servicios
energéticos.
Naciones Unidas dio cinco claves esenciales para promover
prácticas sostenibles en el ámbito de agua y energía. En primer lugar, que el
agua requiere energía en todas las etapas de extracción, tratamiento y
distribución, y la energía requiere de agua para ser producida en casi todas
sus formas, en un 90 por ciento. Y, además, pueden unirse en la energía
hidráulica. Según el informe de Red Eléctrica de España de 2012, hecho público
en junio de 2013, en España la hidráulica supuso el 7,6 por ciento de la
energía eléctrica que se consumió en nuestro país en esos doce meses, superando
a la solar fotovoltaica, la térmica renovable y la solar termoeléctrica.
A continuación, que los suministros tanto de agua dulce como
de energía son limitados y la demanda es cada vez mayor. Y además las
estimaciones indican que seguirá creciendo significativamente en las próximas
décadas. Un informe elaborado por la ONU precisamente con motivo de este Día
Mundial del Agua estima que para 2030 la demanda de agua aumentará en un 40 por
ciento, la de energía subirá hasta el doble del consumo actual y la necesidad
de alimentos crecerá en torno a un tercio. "A menudo, la misma población
que no tiene acceso al agua y a servicios higiénicos también carece de
energía", explicó el presidente de ONU Agua, Michel Jarraud.
El tercer punto que destaca la ONU en esta celebración es
que el ahorro de una, sea de agua o de electricidad, ayuda necesariamente al ahorro de la otra.
En la actualidad se necesita el 15 por ciento del consumo mundial de agua para
producir electricidad y el 8 por ciento de la energía global se destina a la
extracción, el tratamiento y el transporte de agua. Sólo en Estados Unidos, la
inversión anual en servicios de agua es de entre 70 y 80 millones de dólares.
En cuarto lugar, la ONU apunta que el sector más pobre de la población
necesita urgentemente el acceso a los servicios de agua como de electricidad.
Las estimaciones indican que en todo el mundo hay 1.300 millones de personas
que no tienen acceso a la electricidad, que 768 millones no cuentan con acceso
a fuentes mejoradas de agua potable y hasta 2.500 millones se ven privadas de
servicios de saneamiento. Reducir estas desigualdades es una de las medidas
prioritarias para erradicar la pobreza del planeta. Según datos de UNICEF,
hasta 1.400 niños menores de cinco años mueren a diario por enfermedades
diarreicas derivadas de la falta de acceso a agua potable.
Y finalmente se señala que una mejor eficiencia en el uso de agua y
energía es tan imprescindible como las políticas coordinadas, coherentes y
concertadas. El llamamiento en este sentido es a los dirigentes mundiales, a
quienes la ONU pide "políticas nacionales innovadoras y pragmáticas que
pueden conducir a una mayor eficiencia y una prestación de los servicios de
agua y energía efectivas en cuanto a sus costos". "No habrá
desarrollo sostenible sin un mejor acceso al agua y a la energía para todos",
sentenció en ese sentido la directora general de la ONU para la Educación, la
Ciencia y la Cultura. Celebraciones como el Día Mundial del Agua buscan
concienciar a todo el mundo en ese sentido.
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